perder tiempo para ganar espacio
Perder tiempo para ganar espacio es un recorrido coreográfico versátil y adaptable a cada espacio. Nació como un recorrido urbano grupal e indirecto para llegar a una sala donde estuviera programada una obra escénica. Se trata de andar tomando el camino más largo, como un acto de resistencia a la hiperproductividad y la espectacularidad, con el único objetivo, si lo hubiere, de fomentar un estado de perceptibilidad, una disponibilidad a percibir y crear también desde la mirada, una apertura de la mente, el cuerpo y el espíritu.
Desde un punto de partida cercano al espacio en cuestión, por ejemplo la parada de autobús o de metro más cercana, a 5 o 10 minutos de la sala, proponemos un recorrido coreográfico de más de una hora hasta llegar a la sala, evitando el camino directo y los espacios más reconocidos y reconocibles, abriéndonos a esos espacios urbanos que están al margen, esos que no saldrían nunca en una guía turística ni serían la propuesta de google maps para llegar a un destino, con la esperanza o la fe de que esta práctica también pueda abrir nuevos espacios en nuestras mentes. Saboteamos los algoritmos de google maps para proponer nuestros propios recorridos ilógicos y erráticos, “perdiendo el tiempo” y generando espacio para compartir lecturas, reflexiones, visitas a espacios marginados y a monumentos urbanos o rústicos semi-improvisados y alejados de lo espectacular, momentos de silencio o de ruido, pequeñas acciones o pausas, relacionadas, en algunos casos y de manera directa o indirecta, con el espacio hacia el que nos dirigimos.
La propuesta se estrenó como actividad transversa de la muestra escénica Surge Madrid 2021, pero debido a las medidas que tuvimos que adoptar por la covid19 tuvo que ser transformada desde sus inicios, pues no se nos permitió utilizar el espacio urbano. Así, paso a ser primero un recorrido por los espacios del Teatro Montalvo en Cercedilla, y más adelante un recorrido más bien imaginativo desde una zona de paso de unos pocos metros cuadrados dentro del Teatro Tyl Tyl en Navalcarnero. Las circunstancias hicieron que elpropio concepto de “recorrido” se flexibilizara, sin perder esa esencia de pérdida de tiempo, y nos abrió a algunos espacios aún menos imaginados... y ahora perder tiempo para ganar espacio no solo puede ser un recorrido coreográfico, sino que también puede ser una manera distinta de conocer un espacio, cualquier espacio, donde el recorrido puede abarcar muchos metros o recorrer nuestras mentes y nuestros cuerpos sin necesidad de que haya un desplazamiento físico.
Todo esto fue, y sigue siendo, gracias a lo que me inspiró Francesco Careri en sus libros Wlakscapes y Pasear, detenerse, que son lecturas por las que nunca me cansaré de pasear, ni de detenerme.
Idea y dirección: Lucía Marote
Guías/stalkers/acompañantes: Clara Pampyn, Mar López y Lucía Marote
Gracias al equipo de Surge Madrid por creer y dar espacio a nuestras ideas, a David Julián y todo el equipo del teatro Montalvo por abrirnos de par en par las puertas y el corazón de su espacio, y a Nerea y todo el equipo del Teatro Tyl Tyl por darnos la oportunidad de que nuestras mentes hicieran nuevos recorridos.
Perder tiempo para ganar espacio es un recorrido coreográfico versátil y adaptable a cada espacio. Nació como un recorrido urbano grupal e indirecto para llegar a una sala donde estuviera programada una obra escénica. Se trata de andar tomando el camino más largo, como un acto de resistencia a la hiperproductividad y la espectacularidad, con el único objetivo, si lo hubiere, de fomentar un estado de perceptibilidad, una disponibilidad a percibir y crear también desde la mirada, una apertura de la mente, el cuerpo y el espíritu.
Desde un punto de partida cercano al espacio en cuestión, por ejemplo la parada de autobús o de metro más cercana, a 5 o 10 minutos de la sala, proponemos un recorrido coreográfico de más de una hora hasta llegar a la sala, evitando el camino directo y los espacios más reconocidos y reconocibles, abriéndonos a esos espacios urbanos que están al margen, esos que no saldrían nunca en una guía turística ni serían la propuesta de google maps para llegar a un destino, con la esperanza o la fe de que esta práctica también pueda abrir nuevos espacios en nuestras mentes. Saboteamos los algoritmos de google maps para proponer nuestros propios recorridos ilógicos y erráticos, “perdiendo el tiempo” y generando espacio para compartir lecturas, reflexiones, visitas a espacios marginados y a monumentos urbanos o rústicos semi-improvisados y alejados de lo espectacular, momentos de silencio o de ruido, pequeñas acciones o pausas, relacionadas, en algunos casos y de manera directa o indirecta, con el espacio hacia el que nos dirigimos.
La propuesta se estrenó como actividad transversa de la muestra escénica Surge Madrid 2021, pero debido a las medidas que tuvimos que adoptar por la covid19 tuvo que ser transformada desde sus inicios, pues no se nos permitió utilizar el espacio urbano. Así, paso a ser primero un recorrido por los espacios del Teatro Montalvo en Cercedilla, y más adelante un recorrido más bien imaginativo desde una zona de paso de unos pocos metros cuadrados dentro del Teatro Tyl Tyl en Navalcarnero. Las circunstancias hicieron que elpropio concepto de “recorrido” se flexibilizara, sin perder esa esencia de pérdida de tiempo, y nos abrió a algunos espacios aún menos imaginados... y ahora perder tiempo para ganar espacio no solo puede ser un recorrido coreográfico, sino que también puede ser una manera distinta de conocer un espacio, cualquier espacio, donde el recorrido puede abarcar muchos metros o recorrer nuestras mentes y nuestros cuerpos sin necesidad de que haya un desplazamiento físico.
Todo esto fue, y sigue siendo, gracias a lo que me inspiró Francesco Careri en sus libros Wlakscapes y Pasear, detenerse, que son lecturas por las que nunca me cansaré de pasear, ni de detenerme.
Idea y dirección: Lucía Marote
Guías/stalkers/acompañantes: Clara Pampyn, Mar López y Lucía Marote
Gracias al equipo de Surge Madrid por creer y dar espacio a nuestras ideas, a David Julián y todo el equipo del teatro Montalvo por abrirnos de par en par las puertas y el corazón de su espacio, y a Nerea y todo el equipo del Teatro Tyl Tyl por darnos la oportunidad de que nuestras mentes hicieran nuevos recorridos.
CERCEDILLA Y NAVALCARNERO
En enero de 2020 entré a una librería de mi barrio sin intención de comprar nada. Mientras hablaba con el chico de la librería, un libro llamó mi atención. Era Walkscapes – el andar como práctica estética, de Francesco Careri. Empezamos a hablar sobre el libro, y el libro se fue conmigo a casa. Así que el inicio del confinamiento me pilló terminando de leer libros que hablaban de caminar y de arquitectura. Francesco Careri da un curso en la universidad de Roma para el que ha pedido que no le asignen ninguna aula, pues lo imparte siempre caminando. El habla así de sus clases:
“Lo que me propongo transmitir a mis estudiantes en mis cursos de Artes Cívicas es el placer de perderse con el fin de conocer. No es obvio pero proporciona grandes satisfacciones. Los llevo a lugares por los que nunca han andado, les quito el terreno firme de debajo de los pies y los dirijo hacia territorios inciertos. Al principio suele surgir en ellos un estado de ánimo desconfiado, dubitativo con respecto a lo que están haciendo, tienen miedo de estar perdiendo el tiempo. Pero al final, si logran resistir, también surge en ellos el placer de encontrar nuevos caminos y nuevas certezas, descubren el gusto por construirse un pensamiento con su propio cuerpo, y una forma de actuar con su propia mente. […] Hay un refrán que guía nuestras caminatas: “Quien pierde tiempo gana espacio”. En realidad, si se quieren ganar espacios “otros”, hay que saber jugar, salir deliberadamente de un sistema funcional-productivo y entrar en otro sistema no funcional e improductivo. Hay que aprender a perder tiempo, a no buscar el camino más corto […] “
Entonces pensé que podía ser una manera maravillosa de llegar a un teatro, por el camino más largo, dando un paseo improductivo desde un lugar cercano, recorriendo mucho más espacio que el estrictamente necesario, y que tal vez esto también podría abrir nuevos espacios en nuestras mentes.
Así, perder tiempo para ganar espacio pretendía ser un recorrido por el espacio urbano para llegar a un teatro desde un punto cercano, tomando un camino largo e ilógico, permitiéndonos pasar por los espacios que solemos pasar por alto y tardando más de una hora en recorrer lo que normalmente nos tomaría pocos minutos. Pero las medidas de la pandemia nos impidieron hacer una actividad en el espacio urbano... así que hace primero tuvimos que adaptarnos y hacerlo dentro del Teatro Montalvo en Cercedilla, recorriendo de arriba a abajo, y de abajo a arriba, un edificio lleno de espacios escondidos y cargados de contenido histórico y emocional. Después tuvimos que transfromar, una vez más, nuestra propuesta para hacerlo dentro del Teatro Tyl Tyl en Navalcarnero, un espacio completamente diferente al anterior, por lo que nuestro recorrido también tenía que ser completamente distinto.
En sus libros Francesco Careri habla de Stalker, una película de Andréi Tarkovski que ocurre en un espacio llamado La Zona. La Zona es un territorio en el que, aparentemente después de una visita extraterrestre, la naturaleza ha tomado un camino propio y lo ha convertido en un territorio mutante. Aunque está prohibido y es peligroso entrar en la Zona, hay personas que lo hacen porque es el único lugar donde se puede tener esperanza. Es un espacio mutante, porque en presencia de los seres humanos todo se mueve y se transforma constantemente. Para mí el momento actual es más que nunca como La Zona, todo cambia todo el tiempo... y lo que pretendía ser un recorrido por el espacio urbano y después pasó a ser un recorrido por el interior de un teatro, después ocurrió completamente dentro de un pequeño espacio, para llegar adonde ya estábamos.
No sé cuál será la próxima ocasión en la que volvamos a perder tiempo para ganar espacio, pero de cualquier manera siempre estaremos dispuestas a compartir un rato que, en el peor de los casos, podría llegar a ser una pérdida de tiempo. Y en el mejor de los casos, también.
En enero de 2020 entré a una librería de mi barrio sin intención de comprar nada. Mientras hablaba con el chico de la librería, un libro llamó mi atención. Era Walkscapes – el andar como práctica estética, de Francesco Careri. Empezamos a hablar sobre el libro, y el libro se fue conmigo a casa. Así que el inicio del confinamiento me pilló terminando de leer libros que hablaban de caminar y de arquitectura. Francesco Careri da un curso en la universidad de Roma para el que ha pedido que no le asignen ninguna aula, pues lo imparte siempre caminando. El habla así de sus clases:
“Lo que me propongo transmitir a mis estudiantes en mis cursos de Artes Cívicas es el placer de perderse con el fin de conocer. No es obvio pero proporciona grandes satisfacciones. Los llevo a lugares por los que nunca han andado, les quito el terreno firme de debajo de los pies y los dirijo hacia territorios inciertos. Al principio suele surgir en ellos un estado de ánimo desconfiado, dubitativo con respecto a lo que están haciendo, tienen miedo de estar perdiendo el tiempo. Pero al final, si logran resistir, también surge en ellos el placer de encontrar nuevos caminos y nuevas certezas, descubren el gusto por construirse un pensamiento con su propio cuerpo, y una forma de actuar con su propia mente. […] Hay un refrán que guía nuestras caminatas: “Quien pierde tiempo gana espacio”. En realidad, si se quieren ganar espacios “otros”, hay que saber jugar, salir deliberadamente de un sistema funcional-productivo y entrar en otro sistema no funcional e improductivo. Hay que aprender a perder tiempo, a no buscar el camino más corto […] “
Entonces pensé que podía ser una manera maravillosa de llegar a un teatro, por el camino más largo, dando un paseo improductivo desde un lugar cercano, recorriendo mucho más espacio que el estrictamente necesario, y que tal vez esto también podría abrir nuevos espacios en nuestras mentes.
Así, perder tiempo para ganar espacio pretendía ser un recorrido por el espacio urbano para llegar a un teatro desde un punto cercano, tomando un camino largo e ilógico, permitiéndonos pasar por los espacios que solemos pasar por alto y tardando más de una hora en recorrer lo que normalmente nos tomaría pocos minutos. Pero las medidas de la pandemia nos impidieron hacer una actividad en el espacio urbano... así que hace primero tuvimos que adaptarnos y hacerlo dentro del Teatro Montalvo en Cercedilla, recorriendo de arriba a abajo, y de abajo a arriba, un edificio lleno de espacios escondidos y cargados de contenido histórico y emocional. Después tuvimos que transfromar, una vez más, nuestra propuesta para hacerlo dentro del Teatro Tyl Tyl en Navalcarnero, un espacio completamente diferente al anterior, por lo que nuestro recorrido también tenía que ser completamente distinto.
En sus libros Francesco Careri habla de Stalker, una película de Andréi Tarkovski que ocurre en un espacio llamado La Zona. La Zona es un territorio en el que, aparentemente después de una visita extraterrestre, la naturaleza ha tomado un camino propio y lo ha convertido en un territorio mutante. Aunque está prohibido y es peligroso entrar en la Zona, hay personas que lo hacen porque es el único lugar donde se puede tener esperanza. Es un espacio mutante, porque en presencia de los seres humanos todo se mueve y se transforma constantemente. Para mí el momento actual es más que nunca como La Zona, todo cambia todo el tiempo... y lo que pretendía ser un recorrido por el espacio urbano y después pasó a ser un recorrido por el interior de un teatro, después ocurrió completamente dentro de un pequeño espacio, para llegar adonde ya estábamos.
No sé cuál será la próxima ocasión en la que volvamos a perder tiempo para ganar espacio, pero de cualquier manera siempre estaremos dispuestas a compartir un rato que, en el peor de los casos, podría llegar a ser una pérdida de tiempo. Y en el mejor de los casos, también.
foto @jcartoledo @danilomoroni_ph